Se acerca fin de año, época de balances.
Hace ya once meses que el blog está en pie. He tratado de poner lo mejor de mí para que este lugar sea un espacio grato y para que a través de él se difunda la literatura y el arte.
Su contenido no es tendencioso ni apunta a la confrontación denigrante. Tampoco persigue ningún interés de ganancia material o conveniencia especulativa. Simplemente trato de devolver en estas páginas un poco de lo bueno que la sociedad me dio: la posibilidad de leer, de escribir, de tener conciencia crítica, de poseer la voluntad y el gusto por construir, a pesar de que las circunstancias personales me impongan, como a todos, ciertos límites, y el entorno no sea muy estimulante.
Ha habido hasta ahora numerosas entradas no solo de Argentina sino también de otros países, algunos bastante lejanos. Agradezco las visitas y, de paso, aclaro que no está prohibido hacer comentarios. Todo lo contrario. Los comentarios enriquecen el blog y le dan una conformación dialógica siempre interesente. Trato y seguiré tratando de que este lugar de reunión responda tanto en el fondo como en la forma al respeto por la pluralidad.
En un mundo en crisis no es fácil abrirse camino. Y, sin embargo, no puede dejar de tenerse en cuenta que la crisis es por definición un momento decisivo y como tal nos impone un estado de alerta y de profunda reflexión. Por otra parte, y aunque resulte lamentable decirlo, en mi país no está instalada la cultura del diálogo y el individualismo exacerbado constituye una valla para cualquier valoración y más aún para la puesta en práctica de actividades que propendan a ideales humanistas. Esta falla puede apreciarse en los más diversos ámbitos. Incluso en el de las ideas y el trabajo intelectual.
Lejos de amilanarme ante semejantes perspectivas me he impuesto este trabajo como una forma de mejoramiento de mi propia interioridad y un modo de tender un pequeño y modesto puente para acceder a la voz y el pensamiento de los otros.
Las puertas virtuales están abiertas a todos aquellos que quieran enviar colaboraciones, siempre y cuando éstas respondan a un cierto nivel de calidad y a una auténtica vocación creadora.
Doy las gracias a todos los amigos que me han alentado en este emprendimiento.
Cristina a pesar de lo que nos imponga la realidad cotidiana ( muchas veces áspera y complicada)es maravilloso que existan destellos de creatividad como tu blog. Adelante!
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