miércoles, 15 de enero de 2014

JUAN GELMAN: Por la palabra me conocerás


todo el turbión las penas los olvidos
las penumbras la carne la memoria
la política el fuego el sol de pájaros
las plumas violentísimas los astros
los arrepentimientos junto al mar
los rostros los oleajes la ternura
alguna vez apenan apenumbran
olvidan arden escarnecen astran
politizan solean pajarmente
plumean se arrepienten y memorizan maran
enróstranse y olean o enternecen
se buscan y levantan cuando caen
mueren como sustancias nacen como sustancias
se entrechocan son causa de misterios
balbucen baban cómense se beben
lluévense para adentro en las ventanas
se ven venir circulan en sus brazos
hasta dar en palabra como muertos
o como vivos giran parpadean
libres en el sonido presos en el sonido
andan por todo el mundo humanamente
a nadie pertenecen astros mares
como arrepentimientos como olvidos
penas enfoguecidas o políticas
penumbras de la carne pájaros de aquel rostro
y el turbión la memoria los oleajes


Fuente: Gelman, antología personal, Chile, Editorial Antártica- Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos,1993. El poema pertenece al libro: Cólera buey (1964).

Juan Gelman nació en Buenos Aires, en 1930 y falleció el 14 de enero de 2014, en Ciudad de México.



martes, 14 de enero de 2014

LA ARGENTINA SEGÚN GOMBROWICZ

¿Qué es la Argentina?¿ Es una masa que todavía no ha llegado a ser pastel; es sencillamente algo que no tiene forma definitiva, o bien es una protesta contra la mecanización del espíritu, un gesto de desgano e indiferencia frente a un hombre que se aleja de sí mismo, o frente a una acumulación demasiado automática, o frente a una inteligencia demasiado inteligente, o una belleza  demasiado bella, o una moralidad demasiado moral?

Witold Gombrowicz


Fuente: Witold Gombrowicz, Edición del Centro Cultural Borges.

domingo, 5 de enero de 2014

MIS POEMAS: La lagartija



La lagartija duerme en su agujero. Arrastra su repugnante y absurdo esqueleto
y se esconde bajo las cáscaras del techo. Y allí reposa cobijada por las estrellas.
Pero nunca está quieta. Ni siquiera en sueños. Tiene un ojo que ve aunque esté cerrado,
aunque el pellejo de su párpado lo esconda. Con ese ojo a medias entre su mundo y éste
del cual formamos parte quienes intuimos ese vertiginoso deslizamiento de su apenas moverse, vislumbra  algún insecto. Y espera. Pacientemente espera.
Sin las dimensiones de un lagarto, con esa talla minúscula remeda los subsuelos pantanosos, la pesadumbre del lodo, la escamosa respiración de los juncos húmedos.
¿Aparición pretérita? ¿Imagen atenuada de antiguos saurios?
Mientras la palabra intenta tocarla, ella rápidamente ha alcanzado su presa. Y la devora. Una  extraña luz resplandece en sus entrañas. La mirada altiva del farol ha fijado el momento de la cacería y el rápido festín.
Al principio me causaban cierta aprensión. Ese movimiento lento y furtivo
que las asemeja a los ofidios y a los gusanos me resultaba quemante, como un espejo

cicatrizando pústulas. Infecta. Ahora, sin embargo, sé que es parte de mi casa y deberé aprender a verla y a traducir su fealdad. Siendo parte del habitat, como el rosal, el colibrí, la luna entre el celaje, el rocío o el trino de los pájaros sobre la claraboya de la cocina, cobra otro semblante y contiene hasta trazos musicales. No asusta sino estremece. Como un raro destello. Una lengua reptando sobre los muros donde se adormece el sol. Y a pesar de su traza resulta bella.