La seducción es aquello que no tiene representación posible, porque la distancia entre lo real y su doble, la distorsión entre el Mismo y el Otro está abolida.
Jean Baudrillard
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Alguien
opina con ligereza sobre un tema que tiene muchas puntas. Pone parte de sí en
sus palabras, parte de su sistema de valores. No coincido con esa forma burda y hasta brutal con que opina sobre un tema tan arduo. Pero me deja pensando...
Para muchos el dinero significa un motivo de atracción. A veces, o casi siempre, fatal. Otros, en cambio, se pueden sentir seducidos por motivaciones más sutiles, sofisticadas o, al menos en apariencia más elevadas: la ambición,
las dotes intelectuales, la simpatía, el aspecto físico, la capacidad de
ejecutar un arte o dominar una ciencia, la sabiduría, la profesionalidad, en
fin, el factor desencadenante de tal "encantamiento" puede ser tan polifacético como es polifacética
la especie humana y el engranaje social. A tal punto que hasta el
desvalimiento, la enfermedad o los
trastornos de diversa índole podrían resultar tentadores. Según de quién se trate o de qué
circunstancia.
Quien se deja seducir por la literatura sabe que los motivos de
atracción son variados y cambiantes, pero en la base de todos ellos debe haber
una especie de incertidumbre, de enigma, de retaceo, si cabe la palabra. Un cuerpo
totalmente desnudo, con toda su belleza, y también con toda la flacidez y falta de gracia que podría llegar a tener - ya que nada es eterno - seduce menos que una
parte de ese mismo cuerpo apenas vislumbrada tras un vidrio opaco o la semipenumbra.
Lo que está excesivamente expuesto fatiga y causa un inevitable rechazo.
En el
mundo actual (¿postmoderno?), todo está demasiado dicho, mostrado con desenfado
e impudicia y eso atenta contra la seducción. Pero las personas necesitamos de
ella. ¿Dónde encontrar la seducción en este mundo hiperreal, excesivo, flácido?
Una buena pregunta para enfocar el pensamiento y las ganas de crear. Algo
habrá, sin embargo, que no se deja ver del todo...
Las preguntas que nos acompañan hasta el último suspiro, la búsqueda permanente de sentido, de ese sentido que tenemos que darle a nuestra existencia, el sentido último que pretendamos quizás vislumbrar o al menos, intentar acercanos.
ResponderEliminarValiosa reflexión.
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