EL MOTIVO ES EL POEMA
Escribir por fragmentos: los fragmentos
son entonces las piedras sobre el borde del círculo: me explayo en redondo:
todo mi pequeño universo está hecho migajas: en el centro, ¿qué?
Barthes
Que entre los signos atendibles
del poeta se destaque la tendencia a un orden no necesita demostración. Basta
el poema; su existir, objeto creado, lo prueba. Que tal afán es también máscara,
paralizaría comprobarlo. Máscara del cultivar un papel cuya intensidad fascina,
dejándonos creer que se cumple con una órbita individual, autónoma, mientras
que en rigor lo que efectivamente actúa es el
poder creador que es el mundo. Hacedores de poemas ocupando sus
respectivos, prefijados lugares; solo instrumentos.
v
Grado superior de austeridad.
Cuando del ensimismamiento de componer
el poema se pasa a la enajenación de estar cultivándolo, viéndolo
crecer. El tránsito consiste en que aquello de “ el ritmo de lo escrito es el ritmo
del que escribe” caduca, y a partir de allí no se escuchará sino el ritmo del
poema.
v
Manera de leer. El poema,
presente que se reitera sin cesar. La vida (movilidad) del texto indisolublemente
unida a la sensación del tiempo.
Fuente: Girri, Alberto, Lo
propio, lo ajeno, Bs.As., Ed. Sudamericana, 1980.
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