Cuando me propuse armar este blog
lo hice como un juego. Me ayudó en la configuración mi sobrino Rodrigo, el
actor. Yo no entendía nada de nuevas tecnologías y entonces supe que tenía que
recurrir a los más jóvenes. Ellos, en esas y en otras materias nos pueden
ayudar y darnos un poco de su flexibilidad, su inquietud, en fin, de sus
bríos juveniles.
Con el correr del tiempo me fui
dando cuenta de que el emprendimiento,
que llevo a cabo a pulmón, robando horas a otras ocupaciones, era algo más que un juego. En él me
reencuentro con mi pasión por la lectura y la producción. Es una suerte de
ventana al exterior de mi taller de escritura personal. Pero también, y sobre
todo, es un lugar para pensar.
Siempre supe que la amistad con
los libros es uno de los mejores dones de la vida. Entrar en contacto con una
página escrita es acercarnos a la intimidad creadora, a los sueños propios y
ajenos, a la fantasía, y también a la comprensión racional, a la posibilidad de
pensar la realidad que nos rodea desde diferentes ángulos.
La ignorancia cierra muchas
puertas. Deja a las personas expuestas al dominio inescrupuloso, a la cortedad
de miras, a los miedos con que, muchas veces, los discursos del poder pretenden
cercenar nuestras capacidades y nuestra libertad personal.
Como dije al principio, el
blog me puso en la obligación de recurrir a los que tienen menos
años que yo. A saber que los necesito. Pero a medida que iba avanzando en mi
tarea fui comprendiendo, la comprensión es lenta, lleva su tiempo y su
esfuerzo, como todo lo que vale, que las nuevas generaciones también
necesitaban de las palabras de los que somos mayores que ellos. Y aún de los
que ya no se cuentan entre los vivos. Los que desde otros siglos nos hablan y
nos invitan pensar.
Siendo un arma actual, un engendro
del ciberespacio, el blog intenta ser un lugar de reunión sin límites de edad y
sin fronteras ideológicas – siempre y cuando no se trate de convicciones menoscabadoras del sujeto o autoritarias -.
En estos días, ha pasado las 2.000 visitas, provenientes de muy distintos y distantes puntos del mundo. Cuando lo inicié, confieso que pensé que a nadie o a muy pocos les iba a interesar y, sin embargo, la presencia invisible de los lectores me fue animando. La grata sorpresa de esa presencia que está lejos, del otro lado de unos misteriosos cables bradburyanos, pero cerca en la atención y el seguimiento, me hizo sentir muy bien. Dejando de lado la falsa modestia, pienso que he hecho algo por mí misma, y también por los demás. Por todos aquellos que comparten mis lecturas, por todos los que valoran las formas de creación, por los que encuentran en él una suerte de guía, por los que pueden aprovechar, de uno u otro modo, su contenido.
En estos días, ha pasado las 2.000 visitas, provenientes de muy distintos y distantes puntos del mundo. Cuando lo inicié, confieso que pensé que a nadie o a muy pocos les iba a interesar y, sin embargo, la presencia invisible de los lectores me fue animando. La grata sorpresa de esa presencia que está lejos, del otro lado de unos misteriosos cables bradburyanos, pero cerca en la atención y el seguimiento, me hizo sentir muy bien. Dejando de lado la falsa modestia, pienso que he hecho algo por mí misma, y también por los demás. Por todos aquellos que comparten mis lecturas, por todos los que valoran las formas de creación, por los que encuentran en él una suerte de guía, por los que pueden aprovechar, de uno u otro modo, su contenido.
Siempre estoy pensando en
incorporar alguna novedad, en el formato, en la selección de textos, en las
propuestas. Porque, si bien mientras se escribe uno está como clavado en la
silla, toda escritura y, por ende, todo pensamiento, es una invitación al
cambio, a la búsqueda, al movimiento. Gracias, Rodrigo, por haberme ayudado a generar este proyecto, y gracias a los lectores, por estar del otro
lado de la pantalla.
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