Asunción de la poesía I
Yo me nazco, yo misma me levanto,
organizo mi forma y determino
mi cantidad, mi número divino,
mi régimen de paz, mi azar de llanto.
Establezco mi origen y termino
porque sí, para nunca, por lo tanto.
Soy lo que se me ocurre cuando canto,
no tengo ganas de tener destino.
Mi corazón estoy elaborando:
ordeno sufrimiento a su medida,
educo al odio y al amor lo mando.
Me autorizo a morir sólo de vida,
me olvidarán sin duda, pero cuando
mi enterrado capricho lo decida.
Fuente: Walsh, María Elena, Hecho a mano, Buenos Aires, Luis Fariña Editor, 1965.
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