Más allá de la estación sombría, 8
¿Miraremos desde nuestra trampa a los escarabajos?
¿los túneles de la hormiga? ¿el nido de los pájaros?
-Consumados destreza y saber en la fisura de lo salvaje.
Y en otros recovecos, algo como un tejido hambriento:
el agua, el aire, discontinuos, pueden trasvasarse.
Hubo un tiempo en que el espacio recibía el poder de una fuerza,
semejante a un pozo para atraer agujas
-ahora el centro se aleja del ojo,
el ombligo del mundo parece ocultarse
y no nos es dado ver u oír la tierra.
Está también la madera que, según el shinto, debe ser destruida
a causa del halo formado por manos invisibles y vacías
-un hombre es un espacio, eslabón de lazos,
mientras la reverencia a la posesión pueda derribarse.
Hasta la casa de Té dura una estación.
Pero Roma construye con piedras
destinadas a la eternidad de la ruina,
y en el tacto de mármoles y dulces curvas estatuarias
también el viaje a la muerte se enmascara:
dar aún un hilo a la parca.
Diario, 18
¿Qué es lo que recomienzo? -la escritura, la escritura que pre-
tende ser una lectura, tamizar con los signos la espesura del mun-
do. Y el mundo siempre se configura para sus fines, y la contem-
plación sólo se desarrolla en analogías.
La escritura como analogía -y no como expresión: construir otra
naturaleza sin moral, sin biomas. Entonces eso: una experiencia
de abstención y una construcción poética que exhiba su desarro-
llo como un símbolo, a la vez vacío de referente, vacío de explica-
ciones, aislado de ideas.
Fuente: Ponce, Liliana, Teoría de la voz y el sueño, Buenos Aires, Ediciones Tsetse, 2001
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