ABRAPALABRA

lunes, 14 de febrero de 2011

Gracias, Rodri, por tu colaboración en el armado de este blog.

¿Por qué se escribe?

¿Por qué los volcanes entran en erupción?Tal vez los científicos entendidos en la materia puedan aportarnos alguna idea, aunque ya se sabe que la física está sujeta a múltiples incertezas. Hay volcanes que permanecen apagados durante mucho tiempo, otros que están en vías de extinguirse. Y otros tantos permanentemente activos. Lo que subyace en ellos es una tormenta invisible, el desliz de una piedra sobre otra, el mineral ardiendo en silencio y, al fin, la apremiante revulsión de la entrañas terrestres.

Durante una visita a Pompeya, pude observar la vida detenida en un instante (...)Desde la boca del volcán había manado esa sustancia que dejó a los habitantes entre la vida y la muerte. O entre la muerte y la vida porque frente a esas visiones cualquier visitante podría imaginarse lo que habían estado haciendo o lo que estaban por hacer, los actos probables, improbables, aparentes y hasta dudosos, y bajo el gesto esculpido por la lava, las emociones. Sin duda, resulta terrible imaginar todo eso. Pero así actúan estos titanes de la geología. Fijan y movilizan al mismo tiempo. El espectador no puede soportar la trabazón de la secuencia y estalla por dentro, se desarticula y descentra. Se convierte en espejo invertido del volcán.

Las figuras y situaciones de la literatura tienen algo de parecido al escenario de Pompeya. Pasar de la fijeza que impone la estructura lingüística al movimiento del ojo que las lee y de la mente que reconstruye el trayecto desde el signo hasta la erupción que lo produjo.

Cristina Arostegui

ABRAPALABRA

lunes, 14 de febrero de 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario