jueves, 9 de abril de 2015

ODISSEAS ELYTIS. El verbo transformado en luz: Dignum est

Mis cimientos en las montañas
y las montañas las levantan los pueblos sobre los hombros
y sobre ellos arde la memoria
zarza que no se consume.
Memoria de mi pueblo, te llaman Pindos y te llaman Athos[1].
Se enturbia el tiempo
y por los pies cuelga los días
vaciando con estrépito los huesos de los humillados.
¿Quiénes, cómo, cuándo escalaron el abismo?
¿Cuáles, de quiénes, cuántos los ejércitos?
El rostro del cielo se vuelve y mis enemigos se han dispersado.
Memoria de mi pueblo te llaman Pindos y te llaman Athos.
Solamente tú por los talones reconoces al hombre
solamente tú hablas por el filo de la piedra.
¡Tú afilas el semblante de los santos
y tú arrastras hasta la orilla de las aguas eternas
la lila de la Resurrección!

Me tocas la mente y se duele la criatura de la Primavera!
¡Me castigas la mano y se emblanquece  en las tinieblas!
Siempre atraviesas el fuego para alcanzar el fulgor.
Siempre el fulgor atraviesas
para alcanzar la cima de las montañas gloria de nieve.
Pero ¿qué las montañas? ¿Quién y qué en las  montañas?
Mis cimientos en las montañas
y las montañas las levantan  los pueblos sobre los hombros
y sobre ellos arde la memoria
zarza que no se consume.

Fuente: Odisséas Elytis, Dignum est (TO AXION ESTI), Madrid, Hyspamérica Ediciones, 1983. Traducción: Cristián Carandell. El fragmento pertenece a la  sección  de este largo poema, titulada: La pasión.




[1] Pindos y Athos son dos macizos montañosos situados al norte de Grecia. 

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