jueves, 15 de agosto de 2013

CHISMOGRAFÍA LITERARIA

En revistas denominadas “culturales”, o  en breves  ensayos o artículos de algunos críticos o de supuestos escritores que aparecen en las secciones de cultura de los diarios, puede advertirse una marcada tendencia al regodeo en aristas absolutamente personales de los escritores. En  muchos casos, nos enteramos tarde o temprano de esas facetas íntimas, a veces penosas o por lo menos conflictivas a través de confesiones de los mismos o conjeturando a partir de ciertos datos biográficos. Pero en última instancia lo que vale es su obra y no sus intrígulis privados. Las publicaciones “culturales”, mimetizadas con la incultura de época, dan rienda suelta a un chismorreo -casi diría cotorreo- que no dista demasiado en su intención de la  de la antigua revista “Antena” respecto de la farándula. Lo que hace de Borges un  escritor universal, leído y admirado en todo el mundo y en diferentes épocas y por lectores de distintas edades, no son sus avatares existenciales, sino su talento. Lo mismo podría decirse de Kafka y tantos otros. En lo personal, sólo me importa de la psicología del autor su capacidad para crear. He oído decir que los conflictos psicológicos enriquecen al artista. Puede ser, aunque las  neurosis y/o psicosis no sean el único motor que propulsa la creación. De lo contrario cualquier neurótico, psicótico o psicópata podría ser artista.  Considero “alocada” esa proclividad por hurgar en la vida privada.  Una muestra más, creo yo, de cierta avidez por ganar mercado en una coyuntura social que aprecia más  el reality show y las vidrieras que la soledad y ensimismamiento que propician la aguda reflexión.

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