sábado, 14 de noviembre de 2015

MIS POEMAS: Acerca de las creencias

Cuando era niña en la iglesia me enseñaron.
Dios es todopoderoso y eterno.
Solo hay que sentir temor de Dios.
Cuando era  adolescente me pregunté.
¿Dónde está?
Cuando era una adulta joven me negué a ir a la iglesia.
Me aburría la liturgia.
Cuando fui mayor aún, volví a entrar en las iglesias.
Conocí muchas. De mi ciudad y de otros lugares del mundo.
Las distintas variantes de ritual cristiano y también
sinagogas  y mezquitas.
Lentamente había ido aflorando mi curiosidad arquitectónica y sociológica.
Pero en ninguna de ellas encontré a Dios. Porque era invisible.
También la música es invisible.
Y sublime.
Al escucharla me transporto hacia alturas celestiales.
Pero no es todopoderosa y eterna.
La música se parece a las flores, a los pájaros
que   picotean la tierra de mi jardín.
Y se parece al viento, a las nubes, a la llovizna.
El cosmos estalla a cada minuto en imperfecciones.
En conmovedoras incertezas.

¿Dónde está Dios en este mundo en el  que se mata por la fe?
Si su palabra es la de la omnipotencia
entonces ha  rebajado su condición de signo,
desviada en  furia ciega, en fuego crepuscular,
interponiendo entre significante y significado
un filo que decapita
una piedra que lapida,
una explosión que  siega los campos y las manos que labran.

Libros hay en que el poder sobrehumano
tiene distintos nombres.
Y en ellos también Dios es invisible.
Ilegible.
Inaudible.
Porque son leídos como una tempestad.
Y entendidos
como un arma de exterminio.

La vida  se revela intensa en sus matices.
Todo y Nada danzan como     incesante  oleaje.
Si el Cielo de los hombres nos pulveriza
ya no seremos más que migajas de la penumbra.
Invisibles, ilegibles,  inaudibles.
Agónicos resplandores de un Dios
que hemos    ideado a la medida de nosotros mismos...

De: Rincón de Poesía.






No hay comentarios:

Publicar un comentario