sábado, 13 de agosto de 2016

Un poema de HANNAH ARENDT

La tristeza es como una luz en el corazón encendida,
la oscuridad es como un resplandor que sondea la noche.
Solo tenemos que encender la pequeña luz del duelo
para, atravesando la larga y vasta noche, como sombras
/volver a encontrarnos en casa.
El bosque está iluminado, la ciudad, la ruta y el árbol.
Afortunado el que no tiene patria: la ve todavía en sueños.

1946, inédito, papeles personales, NY.


Fuente: Revista La pecera, Nº 15-2016. Traducción: Susana Murguía. 

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