miércoles, 3 de diciembre de 2014

MIS POEMAS: Navidad en el jardín


La primavera enloqueció. No en el plano metafórico
sino en el más estricto sentido. Pasó del calor al frío sin previo aviso.
Sin escalas  intermedias. La locura climática se presentó, en forma larvada,
en el invierno. Y hacia el final del mismo irrumpió un frío desolador.
De un día para otro. Y la naturaleza, no pudiendo soportar tamaña  extravagancia
se rebeló. La única flor blanca del ciruelo cayó derrotada.
Y las otras flores que estaban escondidas en la planta
a la espera de la tibieza y la claridad propicia, no se animaron a nacer.
En diciembre no hubo frutos y el follaje, de un verde rabioso,
proliferó con ansias de que algún prodigio le diera algún sentido  a su sombra.
Y entonces vino el casal de zorzales y construyó su nido.
Y en el nido, el huevito se convirtió en pichón. Y fue por la época de Navidad.
Un niño pájaro asomó su rostro hinchado, de ojos amorfos y mirada vacía.
Los padres iban y venían desgranando su canto celestial.
Un gorjeo bien modulado, con notas agudas, una síncopa, y otra pequeña frase musical.
Desde los árboles cercanos custodiaban al hijo, mientras
iban y venían en busca de alimento.
El niño-pájaro esperaba con su pico bien abierto.
Con ese silencio inocente
capaz de enmudecer el ruido y el trajín 
de   las  calles del miedo...
El refulgente sol que se cuela por entre las hojas
alumbra el mínimo pesebre
que los Magos adoran.
Aunque nadie los vea, ellos están sentados
sobre el arco melódico
con que la vida estalla
como un fruto pendiente de la estación más promisoria del calendario.
La más variable y, tal vez, la más loca.
Suena el din-don del llamador de ángeles mientras el pichón
empluma e hincha su gola.
Un día de estos iniciará su vuelo en procura de la luz prometida.
Y ese día será un pequeño dios
atravesando el puente que   une la tierra con el cielo.

De: Rincón de poesía.

















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