martes, 11 de octubre de 2011

LUIS FERNANDO VERÍSSIMO: Recriação

RECREACION

Dios suspiró. Estaba cansado. Hace billones de años, cuando era más joven y ambicioso, la idea de crear un Universo no Le había parecido absurda. Ahora se arrepentía. El emprendimiento había escapado a Su control. No conseguía acordarse ni siquiera de cuántas lunas tenía Saturno. Estaba, definitivamente, volviéndose viejo.
Miró en torno a la mesa de reuniones. Su presencia allí era innecesaria. Como Director-Presidente tenía la última palabra, pero las decisiones eran tomadas por Su asesoría. Aquellos jóvenes tecnócratas pensaban que tenían la respuesta para todo. Querían transformar  su proyecto en algo más moderno y dinámico. Pero el trabajo  en sí  había sido de Él. Había creado todo literalmente de la nada. Cuando ellos no habían ni siquiera nacido. Pero paciencia. Era preciso acompañar a los tiempos. Ordenó que comenzaran los trabajos, vetando la propuesta del asesor de RP  de que todos se uniesen en una oración. Odiaba a los chupamedias.
-¿Cuánto tiempo llevará la Recreación?- preguntó.
El coordinador del proyecto vaciló. El Viejo, como siempre, quería respuestas simples y directas. Con El era todo luz, luz, tinieblas, tinieblas. Pero las cosas ya no eran tan simples. El Director de la División de Obras intervino.
- Precisamos hacer un análisis de costos, después un organigrama, un  diagrama de flujo,
un ...
- Yo  hice todo en seis días _ interrumpió el Director Presidente. - Y solito. Solo descansé el domingo. En mi tiempo no existía el sábado inglés.
Otra vez Él volvía a la carga con sus recuerdos. Nadie negaba Su valor. Pero el tiempo de los pioneros ya había pasado. Ahora era el tiempo de los técnicos. De los gerentes. De los especialistas.
- Pienso que deberíamos comenzar cerrando la Tierra - arriesgó el Director Financiero.
Aquel era un asunto delicado. El Viejo tenía una predilección especial por la Tierra. Inclusive por cuestiones familiares. Pero Él se quedó en silencio. El Director Financiero continuó:
- Creo que la Tierra ya dio lo que tenía que dar. Todos sus recursos están agotados. No es lo más rentable. No hay cómo recuperarla. Debemos acabar con ella antes de que comprometa a todo el Grupo.
-  ¿Usted quiere decir simplemente... liquidarla?
- Eso. Dudo que algún otro grupo quisiese comprarla. Ni siquiera un grupo árabe. Nuestro representante allá, el papa, recibiría una indemnización, claro. O sería llamado para acá. No veo mayores problemas. Y tendríamos que descontarlo en el impuesto a la renta...
El asesor de RP mostró alguna preocupación.
- En términos de imagen, quedaría mal.
- ¿Por qué? - preguntó el Director de Planeamiento e Investigación -  Ya eliminamos miles de otros planetas, algunos bastante mayores. No pasa un día sin que tiremos abajo una estrella.
- Ya, ya...
- Administrar un Universo es un proceso férreo, mi querido.
Tenemos un proyecto para cumplir, metas para alcanzar. No podemos quedarnos preocupados por el planetita...
- El  problema fue el tipo de colonización elegido para la tierra - observó el Director Financiero, mirando con el rabillo del ojo al Viejo. - Desde el principio, con la pareja aquella, ya se podía suponer que no iba a salir bien. Muy ingenuos, sin iniciativa...
- Quién sabe - sugirió el asesor de RP - ¿si rehacemos la Tierra en otros moldes, más empresariales? Días más largos, para aumentar la productividad y bajar la natalidad. Una nueva inyección de petróleo...
- Olvídelo - dijo el Director Financiero. - La Tierra no tiene más arreglo. Fue muy mal administrada. Está fundida. Solo estaríamos prolongando su agonía, con subsidios. Propongo el cierre.
La propuesta fue aceptada por mayoría. Habían pasado a discutir el formato que tendría el nuevo Universo. La idea era aumentar la centralización, acabar con la expansión constante, para facilitar la administración, y disminuir los costos de la manutención...
En la cabecera de la gran mesa, el Viejo parecía dormir.


Fuente: Veríssimo, Luis Fernando, A mãe do Freud, San Pablo, L&PM Editores, 1987
Traducción: María Cristina Arostegui

 La crisis socioeconómica mundial es suficientemente grave como para no tomarla  en  cuenta.    Autoconvencernos de que por su ajenidad no puede alcanzarnos es, según mi modesto criterio, un disparate o un embuste.
La literatura tiene,  a veces, algo  de  predicción. La mirada del escritor puede ser incisiva y, de algún modo, adelantarse a las miradas más impasibles de los que andan por el mundo sin ver del todo claro o esquivando la posibilidad de ver claro porque acarrea angustia, incertidumbre o porque contradice sus propias expectativas . El texto de Veríssimo tiene sus años y  además  es pura ficción. Sin embargo la alta cuota de ironía e irreverencia que contiene debería, al menos, sacudirnos. Parafraseando a Sábato: Una de la misiones de la gran literatura: despertar al hombre que viaja hacia el patíbulo.Cada uno es dueño de reaccionar o no  ante la chicharra o los acordes musicales del despertador. Quien se haga el dormido, que luego se atenga a las consecuencias.

Nota aclaratoria: el tamaño de fuente del texto Recreación no responde a intenciones de minimizar el valor de su contenido sino a un simple capricho tecnológico. A pesar de insistir por todos los medios a mi corto alcance con el tamaño doce, que es el usual en mis publicaciones,  la maquinaria lo achicó. Eso me da pie para una reflexión: La tecnología muchas veces nos gana de mano. Pero la idea no se doblega aunque la minimicen.


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