La tristeza es como
una luz en el corazón encendida,
la oscuridad es como
un resplandor que sondea la noche.
Solo tenemos que
encender la pequeña luz del duelo
para, atravesando la
larga y vasta noche, como sombras
/volver a
encontrarnos en casa.
El bosque está
iluminado, la ciudad, la ruta y el árbol.
Afortunado el que no tiene
patria: la ve todavía en sueños.
1946, inédito, papeles
personales, NY.
Fuente: Revista La pecera, Nº 15-2016. Traducción:
Susana Murguía.
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