jueves, 25 de agosto de 2016

WILLIAM BUTLER YEATS: Voz poética de Irlanda

LAS VOCES ETERNAS

¡Oh, dulces voces eternas, quédense calladas;
acudan a los guardias del redil celestial
y ordénenles vagar para obedecer su voluntad,
llama bajo llama, hasta que el tiempo ya no exista!
¿No han oído que nuestros corazones están viejos,
y por eso los pájaros llaman en el viento, sobre la montaña,
en las ramas sacudidas, o en la marea, sobre la orilla?
¡Oh, dulces voces eternas, quédense calladas!

                               El viento entre los juncos, 1899

EL ALBA

Querría ser tan ignorante como el alba
que ha despreciado
a esa vieja reina que una ciudad delimitaba
con el alfiler de un prendedor,
o los arrugados hombres que miraban
desde su pedante Babilonia
los negligentes planetas en su curso,
desvanecerse las estrellas cuando sube la luna,
y sus tablillas tomaban para hacer sus sumas.
Querría ser ignorante como el alba
que solo allí estaba, meciendo la carroza relumbrante
sobre el lomo nebuloso de las cabalgaduras.
Así querría ser –pues ningún saber vale nada-:
ignorante e insensible como el alba.

                              Los cisnes salvajes de Coole, 1919.

IGLESIA Y ESTADO

Aquí hay un tema nuevo, poeta,
un tema para encontrar en la vejez;
el poder de la Iglesia y el Estado,
la plebe pone bajo sus pies.
Pero el corazón del vino correrá puro,
el pan del espíritu dulce crecerá.

Si ése fuera un cobarde canto
no vagues por los sueños ya más;
¿qué si la Iglesia y el Estado
fuese la plebe  que ante la puerta clama?
El vino espeso correrá hasta el final,
el pan amargo nos sabrá.

                     Luna llena en marzo. 1933.


Fuente: Yeats, William Butler, Antología poética, Buenos Aires, Editorial Losada, 2010. Selección y traducción: Delia Pasini.

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