domingo, 28 de febrero de 2016

MIS POEMAS: Travesía de los signos (a la memoria de Umberto Eco)

De pronto el crujido.
La cáscara rugosa se resquebraja.
Y adentro puede haber algo informe, viscoso, terso o esquivo.
El cascarón se abre trabajosamente.
Una sutil membrana envuelve el oscuro interior.
Una especie de tela de araña
que impide separar cada fragmento.
Los dedos y el ojo se arquean como tenazas.
Y cada parte se desprende con un tirón casi imperceptible.
Cuando esa especie de fruto
ha quedado al desnudo
algo resbala por la conciencia
hacia el más íntimo y medular silencio.
Luego entra en el turbión
y se desgrana en gotas afiladas.
Llega al último peldaño
-que no será el último porque es infinita su  insurgencia-.
Digamos a la sala de máquinas
donde el circuito se enciende.
Y todo es presagio.
Hay espejos y refracciones.
Hay un tumulto de incandescencias.
Y cada partícula se dispersa y luego agrupa y
vuelve a la afasia
y entrechoca.
Y entonces una luz diminuta
recorre nuestro pensamiento. Y
el sentido se anuncia como un chisporroteo.
A tientas transitamos por su música,
por su crisálida
por su expectación.

Hemos arribado
a un territorio cuya fertilidad
depende del antesahoraacaso, de nosotros y
de esos otros que    casi al unísono se desintegran.
Hurgando en el cendal que apretuja recuerdos y olvidos.
En el último   recodo de  una travesía,
que se  hamaca
entre

el azogue y el humo.

2 comentarios:

  1. Hermosa poesía, y eso es la literatura de Ecco, suscitar , enhebrar entre el azogue y el humo, pensamientos, sentimientos, ahondar en lo recóndito de nosotros mismos, ignorado.

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  2. Gracias por tu comentario, Ofi. No la escribí ahora, sino en el 2014. Pero su contenido me pareció cercano emocionalmente al trabajo del notable semiólogo. Desentrañar el significado, toda una travesía.

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