El problema de la
obra abierta (fragmento)
(…) En primer lugar en el cuadro
de la sensibilidad normal esta progresiva tendencia a la apertura de la obra va acompañada de una análoga evolución de la
lógica y de las ciencias, que han substituido los módulos unívocos por módulos
polivalentes. Las lógicas de varios valores, la pluralidad de explicaciones
geométricas, la relatividad de las medidas espacio-temporales, la misma
investigación psico-fenomenológica de las ambigüedades perceptivas como momento
positivo del conocimiento, todos estos fenómenos sirven de telón esclarecedor a
un deseo de “obras de varias soluciones”, que substituyan, incluso en el campo
de la comunicación artística, la tendencia a la univocidad por esa tendencia a
la posibilidad que es la típica de la cultura contemporánea.
En segundo lugar, mientras que
ciertos experimentos de obra abierta a una interpretación vaga expresaban, no
obstante, una sensibilidad de tipo decadente y un deseo de convertir el arte en
un instrumento de comunicación teoréticamente privilegiado, los últimos
ejemplos de obras abiertas a un
complemento productivo expresan una evolución radical de la sensibilidad
estética. Los ejemplos de arquitectura en movimiento manifiestan un nuevo
significado de la relación entre obra y consumidor, una integración activa
entre producción y consumo, una superación de la relación puramente teorética
de presentación-contemplación en un
proceso activo en el que convergen motivos intelectuales y emotivos, teoréticos
y prácticos. Fenómenos de decoración de interiores ya en serie (lámparas y sillones capaces de
asumir formas y puntos de vista
diferentes, librerías que pueden recomponerse de distintas formas, etc.)
constituyen el ejemplo de un diseño industrial que es una continua invitación a
la formatividad y a la adecuación progresiva del ambiente a nuestras exigencias
de utilidad y esteticidad. En este contexto, incluso fenómenos como los
musicales, ligados desde hace tiempo a la relación presentación-contemplación típica de una sala de conciertos, exigen
ahora una interpretación activa, una co-formación, que al mismo tiempo se
resuelve en una educación del gusto, una renovación de la sensibilidad
perceptiva. Si uno de los motivos de la deseducación estética del público ( y
por lo tanto, de la ruptura entre arte militante y gusto normal) proviene del
sentido de inercia estilística, del hecho de que el lector o espectador tiende
a gozar solo de aquellos estímulos que satisfacen su sentido de las
probabilidades formales (de modo que solo aprecia melodías iguales a las que ya
ha oído, líneas y relaciones de las más obvias, historias de final generalmente
“feliz”) habremos de admitir que la obra
abierta de nuevo cuño puede, incluso, suponer, en circunstancias
socialmente favorables, una educación estética del público común.
1958
Fuente: Eco, Umberto, La
definición del arte, Barcelona, Ed. Planeta-Agostini, 1985.
Umberto Eco nació en
Alessandria-Italia el 5 de enero de 1932 y falleció en Milán el 19 de febrero
de 2016. Doctorado en Filosofía y Letras en la universidad de Turín (1954), se destacó
por sus estudios en el campo de la semiótica, aplicados en un primer momento a
la estética medieval, y en una segunda etapa al estudio de los procesos de
comunicación de las sociedades contemporáneas.
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