EL ESPEJO DE UN MOMENTO
Disipa el día,
muestra a los hombres
las imágenes desligadas
de la apariencia,
quita a los hombres
la posibilidad de distraerse,
es duro como la
piedra,
la piedra informe,
la piedra del
movimiento y de la vista,
y tiene tal
resplandor que todas las armaduras y
todas las máscaras
quedan falseadas.
Lo que la mano ha
tomado ni siquiera se digna
tomar la forma de la
mano,
lo que ha sido
comprendido ya no existe,
el pájaro se ha
confundido con el viento,
el cielo con su verdad,
el hombre con su realidad.
Fuente: Antología
surrealista, Buenos Aires, CEAL, 1970. El poema pertenece al libro de Paul Éluard: Capitale de la doleur. Traducción:
Aldo Pellegrini.
Nota: Paul Éluard es el seudónimo de Eugene Grindel- Francia, 1895-1952.
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