EN EL PRINCIPIO
Si he perdido la
vida, el tiempo, todo
lo que tiré como un
anillo, al agua,
si he perdido la voz
en la maleza,
me queda la palabra.
Si he sufrido la sed,
el hambre, todo
lo que era mío y
resultó ser nada,
si he segado las
sombras en silencio,
me queda la palabra.
Si abrí los labios
para ver el rostro
puro y terrible de mi
patria,
si abrí los labios
hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.
JUNTOS
Esta tierra, este
tiempo, esta espantosa podredumbre
que me acompañan
desde que nací
(porque hoy hijo de
una patria triste
y hermosa como un
sueño de piedra y sol; de un tiempo
amargo como el poso
de la historia):
esta tierra, este tiempo que tiran de mis pies
hasta arrancar los
huesos a mi esperanza última,
¡ah, no podrán, jamás
podrán vencerme,
porque mi mano se me
va y se agarra
a otra mano de hombre
y a otra mano
que me encadenan,
madre inmensa, a ti!
Blas de Otero: Bilbao,1916-Madrid,1979.
Fuente: Otero,
Blas, Con la inmensa mayoría, Buenos
Aires, Editorial Losada, 1976.
Hermosísimas poesías que es bueno releer, recordarlas, repetirlas. A pesar de los pesares, consuela, da cierta luz, saber que los pueblos sobreviven a las catástrofes políticas y siempre hay manos solidarias. Al menos, es bueno creerlo. Gracias por seleccionarlas. Ofe
ResponderEliminarEstas poesías, que no hablan de mi patria sino de la de Blas, sin embargo me han hecho pensar en mi patria tan sacudida, tan maltratada, y con ella todos los que formamos parte de la nación. Es bueno y esperanzador pensar que siempre la palabra nos puede acercar a alguna luz.
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