domingo, 5 de enero de 2014

MIS POEMAS: La lagartija



La lagartija duerme en su agujero. Arrastra su repugnante y absurdo esqueleto
y se esconde bajo las cáscaras del techo. Y allí reposa cobijada por las estrellas.
Pero nunca está quieta. Ni siquiera en sueños. Tiene un ojo que ve aunque esté cerrado,
aunque el pellejo de su párpado lo esconda. Con ese ojo a medias entre su mundo y éste
del cual formamos parte quienes intuimos ese vertiginoso deslizamiento de su apenas moverse, vislumbra  algún insecto. Y espera. Pacientemente espera.
Sin las dimensiones de un lagarto, con esa talla minúscula remeda los subsuelos pantanosos, la pesadumbre del lodo, la escamosa respiración de los juncos húmedos.
¿Aparición pretérita? ¿Imagen atenuada de antiguos saurios?
Mientras la palabra intenta tocarla, ella rápidamente ha alcanzado su presa. Y la devora. Una  extraña luz resplandece en sus entrañas. La mirada altiva del farol ha fijado el momento de la cacería y el rápido festín.
Al principio me causaban cierta aprensión. Ese movimiento lento y furtivo
que las asemeja a los ofidios y a los gusanos me resultaba quemante, como un espejo

cicatrizando pústulas. Infecta. Ahora, sin embargo, sé que es parte de mi casa y deberé aprender a verla y a traducir su fealdad. Siendo parte del habitat, como el rosal, el colibrí, la luna entre el celaje, el rocío o el trino de los pájaros sobre la claraboya de la cocina, cobra otro semblante y contiene hasta trazos musicales. No asusta sino estremece. Como un raro destello. Una lengua reptando sobre los muros donde se adormece el sol. Y a pesar de su traza resulta bella.




1 comentario:

  1. Me gustó y , perdón por la asociación, recordé la poesía, salvando todas las distancias, A la higuera , de Juana de Ibarborou. Es bella aún en su aparente fealdad. A veces " lo bello es invisible a los ojos" (mucha cita, ¿no?)

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