viernes, 26 de abril de 2013

MIS POEMAS: a Pablo Picasso y su Guernica


 Me llevó toda la vida aprender a dibujar como un niño

                                                        Pablo Ruiz Picasso


Un niño desarma las formas…
Un pájaro picotea los bordes del…
Una clepsidra crispada…lúbrica…demente…
Alguien o algo apunta ¡fuego! Apuntas de fuego todo el teatro como una
llama.
…sin…¿con?............................................ invasión del cero. Clave numérica
del estar sin ser. ¿Lanzas?¿Ballestas? ¿Aeropropulsión? Semillas
atómicas germinando en silencio hasta dar con los contornos de la
deformidad…
                                                                        anacrónico A-hora
… sobre la tela fragmentos de humanidad dicen de goces que han perdido
su condición y hablan desde la muerte. Traicionan las imágenes y
traducen, ¿ o invierten? el rigor de los signos. Viven / aullan / braman/ gritan…!
Guernica sueña que la sueñan  y lastimada por la más negra
irracionalidad crea a un hombre. Un sureño, para más datos un malagueño
que responde a los oficiales invasores: “este cuadro lo pintaron ustedes”.
Punto. Y aparte:
hay caballos que se vuelven humanos, toros que lagrimean como espejos,
piernas que deliran, lámparas incendiarias, brazos que no abrazan,
coágulos de ceniza, orificios por donde espía la noche:
Prodigioso espectáculo que en rápida ver
                                                                  tien
                                                                           te
escapa de la tela, entregado a las manos de unos dioses
creadores de escombros. 1937
                                                                                           Acaso
alguna llave cómplice les haya abierto la puerta
                                                                                      Acaso
 hayan  atravesado la laguna sombría  en una barca impulsada por remos agoreros
Aquí y allá:
hilachas de voces- huesos arrojados al abismo de unas tumbas
menos frías que el impío reverso del amor/estatuas de sal del otro lado de la niebla.
Todo entretejido y  entrecruzado:
manchas negras, que no pueden ser de otro tono  los rastros
del horror. Algo de gris. Ocres desvaídos. Blancura de vacío.
¿Cómo soñar el trazo que no dibuja sino borra? ¿Cómo des-dibujar
la imagen del absurdo?
Desgarrada el alma solo queda pintar ¿ y con qué luz?
Mira y mira desde su ventana  y solo ve ¿qué ve?
-acritud, pesadilla, olfato desgarrado, olor a peces descompuestos en la orilla del mar- a un niño que arma /desarma las piezas de   su rompecabezas. Está
aprendiendo el gesto de la creación,  desaprendiendo las maneras con que la mecánica ha intentado desde siempre disuadir… esa precipitación
del caos que destraba las causas y aísla los efectos.
De pronto
el niño se esconde  tras la puerta (esa incontrolable tentación de espiar)
y ¿qué hay del otro lado?
-No es una puerta- le dicen – sino un bastidor. Y el niño juega, juega
a que reconstruye lo invisible, y no piensa en sí mismo o, taz vez sí.
Porque él no estaba allí cuando estalló esa cosa,
pero pudo llorar y ver desdibujado bajo sus lágrimas a sus país, y a otros…
Y con ansia de niño fue viejo y pensó en entregarse a una noche menos definitiva.
Y quizás sea por eso que algo de su juego, de su rompecabezas estalla
como la bomba
en nuestros corazones cada vez que intentamos mirar con ojos tan lejanos
lo que él vio de tan cerca.

Del poemario Homenajes.

Este cuadro fue encargado a Picasso por el gobierno de la Segunda República  para el pabellón de España en la Exposición Universal de París de 1937. Aunque en parte fue plasmado antes del bombardeo,  luego se transformó en un símbolo de la ciega aniquilación que representa la guerra.
El 26 de abril de 1937, en una acción conjunta de  aviones alemanes e italianos, fue destruida la población vasca de Guernica. Muestra del  apoyo que los nazis y fascistas prestaron a las fuerzas franquistas que se habían sublevado contra la Segunda República Española y que dio lugar a la sangrienta Guerra Civil.

Estado IV de Guernica. Foto de Dora Maar.

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