Me llevó toda la vida
aprender a dibujar como un niño
Pablo Ruiz Picasso
Un niño desarma las formas…
Un pájaro picotea los bordes del…
Una clepsidra
crispada…lúbrica…demente…
Alguien o algo apunta ¡fuego!
Apuntas de fuego todo el teatro como una
llama.
…sin…¿con?............................................
invasión del cero. Clave numérica
del estar sin ser.
¿Lanzas?¿Ballestas? ¿Aeropropulsión? Semillas
atómicas germinando en silencio
hasta dar con los contornos de la
deformidad…
anacrónico A-hora
… sobre la tela fragmentos de
humanidad dicen de goces que han perdido
su condición y hablan desde la
muerte. Traicionan las imágenes y
traducen, ¿ o invierten? el rigor
de los signos. Viven / aullan / braman/ gritan…!
Guernica sueña que la sueñan y lastimada por la más negra
irracionalidad crea a un hombre. Un
sureño, para más datos un malagueño
que responde a los oficiales
invasores: “este cuadro lo pintaron ustedes”.
Punto. Y aparte:
hay caballos que se vuelven
humanos, toros que lagrimean como espejos,
piernas que deliran, lámparas
incendiarias, brazos que no abrazan,
coágulos de ceniza, orificios por
donde espía la noche:
Prodigioso espectáculo que en
rápida ver
tien
te
escapa de la tela, entregado a las
manos de unos dioses
creadores de escombros. 1937
Acaso
alguna llave cómplice les haya
abierto la puerta
Acaso
hayan
atravesado la laguna sombría en
una barca impulsada por remos agoreros
Aquí y allá:
hilachas de voces- huesos arrojados
al abismo de unas tumbas
menos frías que el impío reverso
del amor/estatuas de sal del otro lado de la niebla.
Todo entretejido y entrecruzado:
manchas negras, que no pueden ser
de otro tono los rastros
del horror. Algo de gris. Ocres
desvaídos. Blancura de vacío.
¿Cómo soñar el trazo que no dibuja
sino borra? ¿Cómo des-dibujar
la imagen del absurdo?
Desgarrada el alma solo queda
pintar ¿ y con qué luz?
Mira y mira desde su ventana y solo ve ¿qué ve?
-acritud, pesadilla, olfato
desgarrado, olor a peces descompuestos en la orilla del mar- a un niño que arma
/desarma las piezas de su rompecabezas. Está
aprendiendo el gesto de la
creación, desaprendiendo las maneras con
que la mecánica ha intentado desde siempre disuadir… esa precipitación
del caos que destraba las causas y
aísla los efectos.
De pronto
el niño se esconde tras la puerta (esa incontrolable tentación
de espiar)
y ¿qué hay del otro lado?
-No es una puerta- le dicen – sino
un bastidor. Y el niño juega, juega
a que reconstruye lo invisible, y
no piensa en sí mismo o, taz vez sí.
Porque él no estaba allí cuando
estalló esa cosa,
pero pudo llorar y ver desdibujado
bajo sus lágrimas a sus país, y a otros…
Y con ansia de niño fue viejo y
pensó en entregarse a una noche menos definitiva.
Y quizás sea por eso que algo de su
juego, de su rompecabezas estalla
como la bomba
en nuestros corazones cada vez que
intentamos mirar con ojos tan lejanos
lo que él vio de tan cerca.
Del poemario Homenajes.
Estado IV de Guernica. Foto de Dora Maar. |